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La coronafobia | El temor a contagiarse y contagiar

La pandemia es responsable de la aparición masiva de trastornos sociales como el miedo excesivo a infectarse. En dos años las consultas por esta fobia subieron hasta un 30%.

Según la Organización Panamericana de la Salud, la pandemia tuvo un efecto desbastador en la salud mental del continente americano. Tal es así, que diagnósticos de ansiedad, miedo, angustia y depresión se registran cada vez con más frecuencia.

La última edición del Manual de diagnóstico de los trastornos mentales define éstos como la aparición de miedo o ansiedad intensa, por lo general inmediata y desproporcionada, ante objetos o situaciones específicas que por lo general, no son consideradas peligrosas. 

En lo que respecta al COVID-19, los individuos con este miedo extremo tienden a experimentar un conjunto de síntomas fisiológicos desagradables desencadenados por pensamientos o información relacionada con esta enfermedad. 

Esta fobia es incapacitante en la medida en que está fuertemente relacionada con el deterioro funcional y la angustia psicológica. Por tanto, tiene importantes implicaciones para el bienestar mental.

Además, relacionado con el miedo excesivo al contagio, es destacable el trastorno obsesivo compulsivo. Otra alteración relacionada con la ansiedad cuyos síntomas pueden verse exacerbados en el contexto de la pandemia.

Especialistas explicaron que, todos tenemos o padecemos este miedo al ataque, en mayor o menor grado. Un ejemplo de miedo en mayor medida, es el cuadro de la paranoia. Es decir, cuando la persona ya no puede razonar y lo único que percibe es que todo aquel que se acerque ya la contagió.

Como la situación es global, gran parte de la población está compartiendo la misma situación de paranoia más o menos generalizada. Por eso, es conveniente aportar al conocimiento de los alcances del peligro que tiene el virus, ya que el conocimiento ayuda mucho a disminuir los miedos y las angustias de muchos.

Obsesiones y compulsiones

En primer lugar, las obsesiones son pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes no deseadas. Por ejemplo, en el contexto de la pandemia, la idea de contagiarse o de contagiar a los seres queridos.

En segundo lugar, las compulsiones pueden aparecer para hacer frente al malestar generado por las obsesiones en forma de comportamientos repetitivos que la persona aplica de manera rígida. Por ejemplo, lavarse las manos con frecuencia se ha planteado como una medida de prevención más frente a la infección. Sin embargo, esta conducta suele ser una compulsión frecuente del TOC asociado a la contaminación.

Así, esta acción que es adecuada y saludable (no solo en época de pandemia si no de forma general) puede convertirse en la base del aumento de la prevalencia del TOC asociado al COVID-19 en este caso.

Otras fobias asociadas al confinamiento

El trastorno obsesivo compulsivo o la ansiedad generalizada no son los únicos trastornos que trajo la pandemia.

El aislamiento social y obligatorio, hizo lo suyo y la reducción drástica del contacto físico y social afectó la salud mental de las personas. 

Por un lado, asociado directamente al aislamiento social se destaca la agorafobia. Un trastorno de ansiedad fóbica en el que la persona experimenta un miedo intenso ante lugares o situaciones de los cuales sería difícil huir o pedir ayuda en caso de urgencia.

Por otro lado, el aislamiento también puede llevar asociada una afectación negativa de las habilidades sociales, con una mayor propensión a la fobia social

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