Vito Gauna: “Es momento de darle nuestra impronta al tango”
“Me interesa interpelar a la gente que también tienen ganas de mover estructuras en todos los aspectos de la existencia”, afirma el bandoneonista que llegó para romper todo lo que esperamos del tango.
Vito Gauna tiene 23 años, vive en el conurbano bonaerense y es bandoneonista. Actualmente forma parte de la Orquesta Típica Ciudad Baigón e integra el cuartero de música contemporánea: “Palo Random”.
Para poder seguir costeando su carrera, da clases de instrumento y en su tiempo libre escribe estudios sobre las técnicas extendidas del bandoneón.
En diálogo con El Numeral, relata sobre su proceso musical, cuáles son las estructuras que hay que desarmar y cuáles son su proyectos a futuro.
P: ¿Cuándo empezó a llamarte la atención música y cuando empezaste a tocar el primer instrumento?
R: Tengo el recuerdo puntual de la niñez/adolescencia: mi hermano mayor tocaba la guitarra y curtía la movida del metal y el rock nacional barrial. Por ende, yo años después no me iba a quedar atrás. A los 13 me empecé a mover en espacios hardcore punk del under, como también indie, pero más que nada influyó estar bancando a amigues en el oeste o viajando a CABA para ver a Boom Boom Kid y bandas alternas. Esas épocas me marcaron mucho. Arranqué tocando la batería con amigues y la necesidad que teníamos de romper cosas, y de decir algo. Mis xadres no sabían qué hacer conmigo, el lado B de la historia.
Realmente no creo que lo haya hecho -bien- dentro de lo que es la hegemonía de la música, pero creo que no me importaba tanto cómo sonaba, si no que era una excusa para juntarnos y estar fuera de nuestras casas. Full espíritu libre adolescente, que agradezco mucho porque hoy día todo eso es parte mía aun. Todo ser sensible sabrá de lo que estamos hablando.
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P: ¿Cómo era la relación con la música en tu casa?
R: En casa se escuchaba música popular latinoamericana, cero inglés. Los findes poníamos los cds de Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez, uno que andaba dando vueltas de Spinetta. Mis xadres no son musicxs, así que tampoco era una prioridad el hecho de escuchar música, pero significó haber crecido con canciones con contenido político partidario y popular. Agradezco también que ante mis curiosidades de niñx, me solían contar los significados de las letras y las historias que relataban.
Después, en mi adolescencia, fui buscando otros rumbos musicales por fuera de la familia, lxs artistas que mencioné y sus músicas me han marcado y me siguen acompañando hoy día. Escuchar Mercedes Sosa siempre es volver a casa y a mi infancia.
P: ¿Por qué el bandoneón? ¿Hace cuanto tiempo lo tocas?
R: A los 15 años una chica que me gustaba me mostró el disco Libertango de Piazzolla, de ahí quede flasheando con el bandoneón, pero lo veía muy lejano. A los 17, vi por primera vez una fila de bandoneones en vivo, de la Orquesta escuela Sol Mío, de Moreno, que era parte de un proyecto de nación de orquestas barriales. La orquesta de tango estaba bajo la dirección en ese entonces de Matías Giannasio, quien hoy en día es mi compañero de fila en Ciudad Baigón.
Consulté si podía aprender ahí, pero no disponían de instrumento. Pude encontrar un profe, Esteban Vennera, y ese verano fui a su casa en Ramos Mejía a tomar mi primer clase de bando. Me propuse poder comprarme un instrumento que no es nada accesible, así que salí a tocar la guitarra al túnel de Merlo y otros laburos que podía hacer siendo menor de edad. Además, un poco me ayudó mi familia ya que justo venía mi cumpleaños. Y por fin logré tener mi instrumento propio.
Claramente me conmovió y lo sigue haciendo. Ya es algo cotidiano verlo ahí, pero a veces me detengo a pensar y no entiendo en qué momento se me ocurrió querer aprender algo tan rebuscado.
P: ¿Creciste escuchando artistas disidentes o notaste su ausencia en la escena?
R: Honestamente, no. Lo más cercano fue escuchar a mujeres cis. Después todo muy chabón aliado y sabemos que no es porque no hayan existido artistas disidentes, porque realmente sí, pero claramente no han tenido la misma posibilidad laboral/artística que quienes sí encajaban en la norma. Hoy agradezco que les pibxs corren con otro abanico de posibilidades.
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P: ¿Cómo ves la escena del tango actual?
R: La palabra tango ya le queda chica incluso. Dentro del mismo, nos damos cuenta, quienes habitamos este espacio, que hay subgéneros, que no existe una sola manera de hacerlo. Ahora faltan las nuevas formas de nombrarlo. Es polémico para los sectores conservadores, comprendo que hay que agradecer los legados y las enseñanzas que nos han dejado, pero ahora es momento de darle nuestra impronta, nuestro sonido, ya con otras influencias, con otras vivencias e historias, resignificar.
Aquí los aportes de Nazarena Caceres, Hernan Cabrera, Javier Yokoo, Noelia Sinkunas, Manuel Barrios, Nicolas Tognola, Julio Coviello, entre otrxs colegas que me influencian y de quienes aprendo tanto de su música como de las charlas casuales. Los espacios se estan generando de a poco, la escena esta en movimiento más que nada para quienes no nos percibimos como personas cisgénero y también para quienes tenemos ganas de romper un poco al tango. Lo único sí, creo necesario comenzar a llevar esta escena al conurbano y a otros lugares por fuera de la ciudad porteña.
P: ¿Tuviste/tenes formación académica o sos una persona autodidacta?
R: Tengo formación académica. Estudio en el Conservatorio de Música de Morón Alberto Ginastera. Creo importante encontrar un puente entre el estudio institucional de la música y hacerla por fuera de la misma, con el fin de buscar maneras que se vinculen y retroalimenten, sino se vuelven limitantes a mi criterio.
P: ¿Tuviste malas experiencias por romper estructuras en la música?
R: A la gente le impacta cuando escuchan un bandoneón y no sale música tradicional. Pienso que ya es momento de librarlo y expandir sus posibilidades. Lo más complejo de este proceso de investigación sobre la música contemporánea y las técnicas extendidas del bandoneón, son las exigencias implícitas que están si tocas este instrumento: tocar tango tradicional, que es algo que he hecho y agradezco la experiencia, pero ya no tengo ganas. A veces me siento poco bandoneonista, o poco musicx, pero me reconforta saber que quienes me rodean apoyan estas ideas y me ayudan a pensar nuevas formas. No me interesa contentar a todes, incluso si lo estuviera haciendo me preocuparía. Me interesa interpelar a la gente que también tienen ganas de mover estructuras en todos los aspectos de la existencia.
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