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¿Feliz día? Un crimen de odio a personas LGBT+ cada tres días y más de la mitad en la vía pública

En la última década, 18.800 personas LGBT pidieron ayuda al Estado argentino por violencia de género. Todavía hoy tenemos que responder por qué no existe un día del orgullo heterosexual.

Todos los 28 de junio se conmemora internacionalmente el día del orgullo LGBTIQ+ a raíz de la revuelta de Stonewall en 1969, que consistió en una serie de manifestaciones en respuesta a la represión policial que tuvo lugar en la madrugada del 28 de junio. Se la reconoce como la primera ocasión de mayor relevancia en donde la comunidad se agrupa para luchar contra un sistema que les hostigaba.

Sin embargo, aunque hayan pasado 54 años, aún quienes integramos el colectivo seguimos escuchando interrogantes cómo: ¿por qué festejan? ¿por qué siguen marchando si ya son parte de la sociedad y nadie los excluye? y hasta ¿por qué no existe un día del orgullo heterosexual?

Frente a estas preguntas, que suelen ser más habituales de lo que creemos, tenemos que empezar a explicar que ser heterosexual es parte de la norma. Es decir, que socialmente asumimos que todas las personas son heterosexuales y cis género, salvo que se releven contra ello. De esta manera, las personas heterosexuales no tienen que dar explicaciones sobre su identidad y/o su deseo frente a sus amigos, sus familias, sus compañeros de trabajo, etc.

En la misma línea, la heterosexualidad no es penada por la ley en ninguna parte del mundo y a nadie echan de su hogar por ser cis-género. Sin embargo, la homosexualidad sigue siendo motivo de pena de muerte en varios países del mundo. A su vez, son más los países que prohíben el matrimonio igualitario o rechazan una ley de identidad de género, de lo que sí cuentan con una reglamentación similar a la que tenemos en Argentina.

Violencia constante

Se suele creer que, por lo menos en nuestro país, no existe la discriminación en base al género o la orientación sexual. Si hay famosos abiertamente homosexuales, si hay mujeres trans en programas de TV, si funcionarios públicos se suben a carrozas en noviembre para marchar con el colectivo, cómo puede ser. Una cosa es el ideario social y otra, muy distinta, es habitar nuestros cuerpos, los cuales se exponen a infinitas violencias. Pero no solo lo decimos nosotres, los números también lo reflejan:

Desde el 1 de enero de 2020 al 30 de junio del mismo años, 69 personas LGBTIQ+ fueron atacadas, asesinadas, o sufrieron abandono por parte del Estado. Fueron 69 crímenes de odio, uno más que lo registrado el año anterior, pero con un problema adicional en ese contexto: los efectos aniquiladores de la pandemia en las mujeres trans mayores.

Estos datos surgieron del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT, creado por el Instituto contra la Discriminación de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, en articulación con la Federación Argentina LGBT y la Defensoría del Pueblo de la Nación.

Al igual que todos los años, el informe expone que las más afectadas por los crímenes de odio son las personas trans. El 78% de los casos corresponden a mujeres trans (travestis, transexuales y transgéneros); en segundo lugar con el 16% se encuentran los varones gays cis; en tercer lugar con el 4% de los casos le siguen las lesbianas; y por último con el 2% los varones trans.

De los 69 crímenes de odio registrados durante el primer semestre de 2020, 32 fueron asesinatos, suicidios y muertes por ausencia estatal, mientras que 37 fueron ataques violentos que no terminaron en muerte.

Del total de lesiones al derecho a la vida, el 19% de los casos son asesinatos; el 6% suicidios; y el 75% restante son casos de muertes por abandono y/o ausencia estatal.

¿Quiénes nos matan?

En el 51% los crímenes de odio son cometidos por personas físicas; el 49% son llevados a cabo por el Estado y dentro de este porcentaje el 13% es perpetrado específicamente por personal de las fuerzas de seguridad en ejercicio de su función estatal.

El informe explica que existe un subregistro muy grande de los casos de violencia institucionalporque por los lo general, las víctimas no suelen atreverse a denunciar por miedo a reprimendas, por necesidad y hasta en algunos casos por la naturalización de las situaciones discriminatorias.

En los casos en que los agresores no son policías o funcionarios, la mayoría son son vecinos/as o personas conocidas por ellas. Luego, en segundo lugar, quienes atacan son personas desconocidas por las víctimas y en tercer y cuarto lugar están: la pareja, noviazgo, ex pareja o ex novio/a, y clientes del trabajo sexual.

En la última década, 18.800 personas LGBT pidieron ayuda al Estado argentino por violencia de género

A fines del año pasado, el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad presentó el primer informe elaborado por el Sistema Integrado de Casos de Violencia por motivos de género (Sicvg) que reúne información desde 2013 a diciembre de 2022.

El informe expresa que hubo una asistencia a 669.339 personas en situación de violencia en el país de las cuales 18.808 pertenecen a la comunidad LGBTI.

La provincia de Buenos Aries y la ciudad de Buenos Aires, Córdoba, San Juan y Tucumán son los distritos con mayores registros. Los datos muestran que es en el ámbito doméstico donde se manifiesta de forma más abrumadora la violencia con un 97,1%.

También indica que el 95,8% de las personas agresoras son varones. El 87,8% son la pareja o ex pareja de la persona en situación de violencia y que el 23,2% tiene acceso a armas de fuego.

De las 18.808 personas asistidas el 54,4% tiene entre 19 y 29 años; el 50,3% tiene secundario incompleto o menor nivel educativo y respecto a las modalidades de violencia que padecen, el informe aclara que esta modalidad es variable porque las personas pueden señalar haber sufrido más de un tipo de violencia.

  • El 94,6% sufrió violencia doméstica.
  • El 5,5% violencia laboral
  • El 5,2% violencia institucional.
  • El 1,6% violencia vinculada a grupos delictivos
  • El 0,1% violencia en el espacio público.

El informe también plantea dos tipos de violencias de género: la simbólica y la sexual. En este sentido, se registró que el 44,3% sufrió violencia simbólica y el 26,1% violencia sexual.

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