COTO: Mas de 300 contagios, amenazas y violencia en las sucursales
El gigante de los supermercados superó los 300 empleados contagiados de coronavirus. Violencia y amenazas para no denunciar. La Justicia investiga a Coto por poner en riesgo a sus empleados. Esta es la historia del delegado atacado por una patota en la puerta de una sucursal.
«No la vas a cerrar como que me llamo Búfalo». Junio de 2020. Villa Caraza
Un grupo de inspectores de la Municipalidad de Lanús en la sucursal de Coto de dicho municipio para realizar un procedimiento de revisión en las instalaciones del lugar. El motivo es una gran cantidad de denuncias por parte de trabajadores y clientes en relación a la existencia de por lo menos 10 empleados contagiados de COVID-19. Ante la falta de aplicación por parte de la empresa de los protocolos correspondientes, se decide la clausura del supermercado. Eduardo Búfalo, gerente de operaciones de Coto, amenaza a los agentes y mientras habla por teléfono desliza que la situación «termina mal».
Yo te conozco
La historia de Coto está plagada de puntos oscuros e historias de violencia y persecución desde que inició su actividad en el país. Su dueño, Alfredo Coto, es una figura de peso entre los grandes empresarios de la Argentina. Además, ostenta un gran poderío en el rubro de los supermercados.
A principios de abril, el presidente de la compañía sorprendió a los medios encabezando una protesta en la puerta de la sucursal de Ramos Mejia. Al frente de una decena de trabajadores y acompañado por su esposa, se mostró un Coto visiblemente enojado. Reclamaba la reapertura del local y decía desconocer el motivo de la clausura. Durante una entrevista, Alfredo Coto instó al intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, a concurrir al lugar. También indicó que el dirigente «no lo atendía».
Los problemas en el contexto de la pandemia por coronavirus continuaron para el septuagenario empresario. En distintas sucursales comenzaron a acumularse casos de empleados con Covid-19. La empresa no respondió satisfactoriamente y motivó una carta abierta por parte de un grupo de trabajadores de la empresa. Reclaman medidas de seguridad e higiene. Concluyen«nunca mas a empresarios que desprecian la vida de todos».
«La situación en Coto es desesperante»
Hector Castro es delegado de Coto en la sucursal de Retiro. El 7 de mayo una patota lo atacó en las inmediaciones de su lugar de trabajo. Denunció un caso de Coronavirus positivo en el local, razón por la cual fue golpeado y amenazado por un grupo de personas, uno de ellos era el jefe de personal.
«En las últimas 3 semanas de este mes, tuvimos mas de 13 casos positivos y en ningún momento se activó el protocolo como corresponde», dice Hector. Afirma que desde el inicio de la cuarentena los trabajadores denuncian recurrentemente la falta de higiene y protocolo, pero que la respuesta siempre es negativa.
«Si hay un positivo, el jefe de Personal dicta a dedo quién va a aislamiento. Se hace una suerte de TATETI y establece quién va sin importar con quien haya estado en contacto. Si vos le decís que estuviste en contacto con 20, te hace nombrar solo 2 o 3 porque sino supuestamente se quedan sin personal», cuenta el delegado.
Sobre el hecho de violencia del que fue victima, Castro destaca que es una práctica habitual con los dirigentes que no tienen buena relación con la empresa.
«A los delegados que denuncian esta situación los golpean, patotean y amenazan. Yo estaba solo en la puerta del local y me cagaron a patadas entre 20 personas», cuenta.
«La situación en Coto es desesperante , y como Alfredo Coto tiene protección legal, política y mediática no se pueden hacer denuncias», cierra Castro.
Natalia Galeano es delegada en la sucursal de Flores. En conjunto con sus compañeros y compañeras, reclama que la empresa cumpla los protocolos que corresponden en relación a la pandemia de COVID-19 sin esperar a que lleguen los casos.
«La empresa presta atención en las sucursales donde vamos reclamando, pero si las irregularidades se quieren tapar, se tapan», denuncia la delegada. Afirma que los contagios ya llegan a 300 entre todas las sucursales y que Coto «trabaja con el miedo y la vulnerabilidad» para impedir denuncias.
«La empresa gana cada día mas porque ocultan casos, no aíslan a las personas que tienen que aislar, y siguen facturando sin valorar la vida de los compañeros. Ellos nos toman como descartables, somos solamente números y no respetan nuestros derechos», reclama Natalia.
Causas en la justicia
Actualmente, Coto afronta dos procesos judiciales derivados de sus constantes irregularidades en el marco de la pandemia. Uno de ellos lo inicio el fiscal Franco Picardi, en el que responsabiliza a la empresa por no haber realizados los aislamientos obligatorios, «incrementando los riesgos de contagio». La causa esta en manos del juez federal Ariel Lijo, quien deberá investigar la responsabilidad de la empresa .
Uno de los inspectores agredidos por Bufalo, gerente de operaciones y mano derecha de Alfredo Coto, inicio la otra causa. Se lo acusa del delito configurado como «resistencia o desobediencia a funcionario público» en el Juzgado Nº 4 a cargo de Martín Yadarola.
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