Ayelén Gómez: Un transfemicidio que marcó precedente
Se cumplen 5 años del asesinato de Ayelén, un hecho que visibilizó la urgencia de incorporar la perspectiva de género en el Poder Judicial. Conversamos sobre el caso con Martín González, abogado de la Línea de Defensa y Litigio estratégico de Andhes.
Ayelén Gómez tenía 31 años cuando fue hallada sin vida por dos empleados del club del Lawn Tennis, en el Parque 9 de Julio de San Miguel de Tucumán. Estaba desnuda, con golpes y signos de asfixia. Su muerte pudo pasar, como tantas otras, sin hacer mucho ruido. Sin embargo, su familia, amigas y distintas organizaciones no lo permitieron.
Ayelén era una mujer trans, oriunda de Ranchillos, una comuna a 24 kilómetros de la capital tucumana. Su vida estuvo marcada de hostilidad y de múltiples intentos de crecer, estudiar, trabajar. En 2012 sufrió violencia institucional por policías que abusaron física y sexualmente de ella.
En 2014 viajó a la Ciudad de Buenos Aires y el Bachillerato Mocha Celis la recibió y le dio cobija. Estuvo hasta 2015, pero su situación habitacional y laboral la empujaron de regreso a casa, junto a su familia.
En 2017 su cuerpo apareció en la vía pública y se inició un nuevo proceso, uno sumamente doloroso para su familia. De la mano de Andhes, una organización de derechos humanos que tiene 20 años trabajando en el norte argentino, trabajaron en la búsqueda de justicia por Ayelén y por todas las que ayelenes que la sucedieron.
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En diálogo con El Numeral, Martín González Abogado de la Línea de Defensa y Litigio estratégico de Andhes, nos cuenta sobre las irregularidades del caso, la sorpresa del juicio abreviado y la obtención de una justicia, que si bien sabe a poco, es más de lo que muchas otras lograron.
“La parte enunciativa del crimen no se vio en el juicio y no se tuvo en cuenta ni siquiera en la investigación penal criminal”, advirtió y agregó: “No llamó la atención que aparezca un cuerpo de una persona trans desnudo, debajo de una tribuna en Lawn Tennis”.
“La justicia tiene un sentido muy aporofóbico y a partir de cómo y quiénes son las víctimas hacen la investigación penal criminal”
“No importaba que aparezca el cuerpo de una travesti en el Parque 9 de Julio porque era una persona pobre. Acá, en Tucumán, en Buenos Aires, en CABA, en donde sea, creo que la justicia tiene un sentido muy aporofóbico y a partir de cómo y quiénes son las víctimas hacen la investigación penal criminal”, explica antes de desarrollar cuáles fueron las principales irregularidades de la investigación del caso.
¿Cómo fue la investigación del asesinato de Ayelén?
Fue una investigación muy obsoleta, muy precaria. Se encontró el cuerpo de una travesti pobre, que pensaron que nadie iba a reclamar, que iba a ser un caso más de los que se suceden en Tucumán y que estaban absolutamente invisibilizados. Y no fue así.
Ayelén no estaba sola, tenía una familia, amigas, tenía redes… Y esa familia es la que moviliza a los días de encontrarse su cuerpo y en esa movilización estaban las organizaciones de derechos humanos, con perspectiva de género, feministas presentes.
¿Cómo llegó Andhes a la querella?
A Ayelén la encontraron un 12 de agosto y a los días se realiza una marcha. Con el gabinete de Andhes decidimos acompañar este caso porque nos parecía importante la perspectiva de derechos humanos y perspectiva de género q se fue modificando a lo largo del tiempo.
También nos llamaba la atención cómo era comunicado el caso. No fue casual que el discurso social o la opinión pública hable del travesti o del hombre vestido de mujer y que la investigación penal criminal, y que el Poder Judicial y el Ministerio Público Fiscal tengan un montón de irregularidades por la falta de perspectiva de género en 2017.
En la marcha conocemos a Lili, su mamá y entendimos que el caso lo teníamos que litigar, con un litigio estratégico que lo hacían muy pocas organizaciones. Así decidimos embarcarnos en la representación de la querella.
¿Cómo fue el proceso judicial?
Lo primero que hicimos en 2017 fue ir al expediente que tenía el nombre masculino y estaba caratulado como homicidio simple. No era Pepe Pérez que iba por la calle y lo mataron simplemente. Era Ayelén Gómez y no era un homicidio simplemente, sino que era transfemicidio.
Si bien ya estaba en boga por la militancia y la cuestión legislativa, el transfemicidio/travesticidio sigue siendo una cuestión muy difícil de pensar y probar en un juicio.
Luli Sánchez, por el caso de Diana Sacayán, instala la palabra. En el caso de Ayelén ya teníamos por lo menos la palabra, pero no sé si el discurso ya estaba cerrado o construido. A partir de eso decidimos construir social y culturalmente, hasta jurídicamente, una línea de trabajo que nos llevó desde 2017 al 2021 y que concluye de la forma que menos esperábamos.
«El Ministerio Público Fiscal nos responde que no tiene idea si son mujeres o varones, ‘mucho menos vamos a tener idea si son travestis, trans o de otra población'»
Lo primero que hicimos en 2017 fue peticionar al Ministerio Público Fiscal la nomenclatura de los crímenes de odio y repensar identidades. Hacemos una presentación de un escrito y nos responde que no tiene idea si son mujeres o varones, ‘mucho menos vamos a tener idea si son travestis, trans o de otra población’.
En el pedido de la querella citábamos la Ley de Identidad de Género, solicitábamos que se respete la identidad autopercibida, que se respete el nombre, que se cambie la caratula del nombre y considerábamos que era un travesticidio, transfemicidio. Queríamos que se tenga la presunción como tiene que ser, como sostienen los estándares de la ONU. Si las pruebas no lo computan, descártenlas.
Fue un viaje larguísimo entre cosas que nos rechazaban o que no entendía el Poder Judicial. Hasta que hablamos con la oficina de Derechos Humanos de la Corte Suprema. Hicieron un análisis de la caratula y terminaron diciendo «respetese la ley de identidad de género» y ahí fue cuando recién se cambia el nombre.
¿Qué implicaba esa carátula que no respetaba su identidad autopercibida?
Al inicio, ver una caratula así nos hacía repensar cuántas carátulas así había, cuántas Ayelén Gómez había en el Poder Judicial. Sin embargo, entendíamos que también era por desconocimiento. Este punto está muy claro en el informe contra la violencia de las personas LGBTIQ+ de la CIDH del 2015, donde sale cómo se invisibilizan todas las caratulas.
“La defensa pensaba que aceptar el nombre autopercibido daba de cuenta que era un crimen agravado”.
Primero porque las familias desconocen, o porque son muy conservadoras y todavía no quieren aceptar la identidad de su hije. Es mas fácil decir mi hijo murió a la salida de un boliche peleando con un varón, a decir a mi hija trans la asesinaron.
La defensa pensaba que aceptar el nombre autopercibido daba de cuenta que era un crimen agravado. Y se empezó a apelar con discursos de manual.
¿Cuál fue la principal irregularidad del caso?
Cuando entro de lleno al expediente, seguimos haciendo peticiones para el juicio oral. Ahí nos damos con que no estaban las pruebas de ADN que pedimos en 2017. Ya habíamos pedido el ADN y la jueza de ese entonces nos contestó que ya lo había pedido el Ministerio Público Fiscal. Vamos a esa parte del expediente y era real. La fiscal pidió cotejar lo que se había encontrado y la jueza la responde «no hace falta señora fiscala porque esto ya esta en la foja x y x» y ya nos parecía raro no haberlo visto. Nos vamos a ese expediente y lo que supuestamente era pedido de ADN, era pedido de traslado. Y lo que supuestamente era un resultado, era pedido de autopsia.
Eso nos hizo repensar: hay un montón de cosas que no podemos volver en el tiempo y que podemos hacer a partir de este resultado.
¿Qué se debe tener en cuenta en estos casos?
Tiene mucho que ver con cómo se da el dialogo comunitario, hablando por ahí en clave migratoria. La gran mayoría son compañeras tucumanas, salteñas, jujeñas. No son de CABA, son personas que migran a CABA porque pasan más invisibilizada o porque tienen otras oportunidades. Y muchas veces son sostén de sus familias. Hay que poder entender el contexto de vida y la vinculación con su familia biológica.
Lili (mamá de Ayelén) lo único que pedía era justicia y la justicia se traducía en que a las otras chicas no les pase lo mismo que a su hija. Tenía conciencia de quien era su hija, la aceptaba y la quería mucho.
“Los medios más hegemónicos siguen siendo replicadores de una lógica binaria y sin perspectiva de género”.
Comunicar para construir justicia
Estos casos tienen que ir acompañados de una pata de comunicación porque los medios más hegemónicos siguen siendo replicadores de una lógica binaria y sin perspectiva de género.
En esta clase de litigios es importante que sea acompañado por un equipo de comunicación que le pueda traducir al resto de la población lo que viene pasando judicialmente o el lenguaje jurídico traducido de manera más coloquial, más amplio, más democrático.
Cuando llegamos al juicio, la defensa venía técnicamente contestando bien, se notaba que iba a ser una defensa pesada. Y nosotros habíamos hecho un movimiento mediático, las armas fueron por comunicación que por el litigio en sí.
¿Por qué se definió un juicio abreviado?
El juicio abreviado es un acuerdo que hace la defensa con la fiscalía. En esemomento, como querella no tenías voz ni voto, no es vinculante. Y ahí la fiscal me dice que va a pedir una condena de 12 años y Miranda diga que él había sido. Miranda aceptó que mató a Ayelén.
Para Lili esos doce años tenían un sentido de justicia y no todos esperan lo mismo. La hermana de Ayelén casi se desmaya cuando se entera que él aceptó que la mató.
¿Qué caracteriza un transfemicidio?
En estos crímenes, por lo general, se establece una cuestión estructural donde tenés una travesti que está trabajando con su cuerpo a la noche y es atacada, asesinada, por personas que están y rondan esas circunstancia.
Si el Poder Judicial, organismos o instituciones que tienen que gestionar esa conflictividad no entienden los contextos de vida que posibilitan los contextos de muerte en las personas trans siempre van a seguir repitiendo las lógicas binarias, muy heteromarcadas y aporofóbicas de como se presenta el poder judicial y lo que significa la diferencia de que maten a una persona trans de una persona cis.
Hay que entender y empatizar con el dolor de la familia. Antes de abogado, soy una persona. Y como marica también. Quienes militamos las disidencias o la diversidad, más que ponerte las plumas y salir a la calle y decir que estas orgullosa y pensar hegemónicamente tu vida y tu cuerpo, hay que empatizar con quienes todavía no pueden salir a caminar a la calle porque las ven diferente. En clave de esto, hicimos un balance medianamente positivo.
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