Este domingo la derecha protagonizó otra práctica antidemocrática al llamar un golpe de Estado para derrocar al presidente Lula da Silva, quien asumió el pasado 1 de enero. Detenciones, destrozos a edificios públicos y un decreto para intervenir las fuerzas de seguridad.
En horas de la tarde, militantes bolsonaristas tomaron las sedes de los tres poderes del Estado, bajo la atenta mirada de la policía que decidió no intervenir y acompañar el ocupamiento a partir de la pasividad.
Vestidos con los colores de Brasil, los violentos rompieron las barreras de seguridad de las fuerzas armadas y accedieron al edificio del Congreso en Brasilia, la capital de Brasil, dónde se enduentro los edificios del Congreso y la Corte Suprema del país, y el palacio presidencial. Este accionar es considerado uno de los peores atentados contra la democracia instaurada en el país hace casi cuarenta años.
A una semana de su asunción, Lula da Silva salió a condenar el ataque y los acusó de «fascistas». «Estas personas son todo lo abominable de la política… Invadieron el Congreso como vándalos, destruyendo todo a su paso», expresó. Además, afirmó que creen que hubo «falta de seguridad».
«Quién haya hecho esto será encontrado y castigado. La democracia garantiza el derecho a la libre expresión, pero también exige que las personas respeten las instituciones», afirmó el mandatario.
Intervención de las fuerzas de seguridad en Brasilia
El presidente de Brasil decretó la intervención de la seguridad pública del Distrito Federal de Brasilia. Con la intervención los órganos de Policía de la capital pasan a estar controlados por el interventor, Ricardo Capelli, que a su vez solo responde a Lula.
El mandatario tomó la decisión de intervenir las fuerzas de seguridad de ese distrito hasta el 31 de enero. Según indicó, la Policía de la capital organizaron y guiaron a los manifestantes.
Asimismo, el documento detalla que «el objetivo de la intervención es poner fin al grave menoscabo del orden público».
A la decisión del Presidente se suma la medida determinada por el gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha, quien definió destituir al secretario de Seguridad del Distrito Federal de Brasilia, Anderson Torres, aliado de Bolsonaro.
Además, Rocha «pidió disculpas», solicitó el apoyo del Presidente y puso a disposición todo su gabinete. Las razones de sus disculpas son impulsadas por su «alianza» con el expresidente Jair Bolsonaro.
Detenciones
El gobernador de Brasilia también informó que se detuvieron al menos 400 personas luego de atentar la democracia e invadir los edificios públicos.
«Vengo a informar que más de 400 personas fueron detenidas y pagarán por los crímenes cometidos, trabajamos para identificar a los que participaron de los actos terroristas», aseguró Rocha.
Por su parte, el ministro de Comunicación Social, Paulo Pimental, mostró en un vídeo dos estuches vacíos de armas de fuego, encima de un sofá parcialmente quemado.
El diputado Wadih Damous, que acompañó al ministro en el recorrido, expresó que los ladrones “tenían información” de lo que se guardaba en ese despacho. También detalló que se llevaron armas, munición y documentos.
[…] Todos estos hechos se registraron horas después de que bosolnaristas destrozaran los tres edificios públicos más importantes en Brasilia. […]