Es Tuyo, del Barrio, de Todes

Perpetua para el “Tigre“ Acosta y otros represores de la exESMA

La Cámara Federal de Casación Penal confirmó las condenas por privaciones ilegales de la libertad, torturas, homicidios, apropiaciones y abusos sexuales cometidos en ese centro clandestino durante la última dictadura.

La Cámara Federal de Casación Penal confirmó las condenas a prisión perpetua de Jorge Acosta y otros represores en el marco de la causa conocida como “ESMA Unificada”, en la que se juzgaron delitos de lesa humanidad cometidos durante el último golpe.

El máximo tribunal penal del país desestimó los recursos extraordinarios deducidos por las defensas de los imputados en la megacausa en las que fueron condenados por las privaciones ilegales de la libertad, la imposición de tormentos, homicidios, apropiaciones y abuso sexuales cometidos en ese centro clandestino durante la última dictadura.

La Sala II del tribunal de Casación, integrada por los jueces Guillermo Yacobucci, Angela Ledesma y Alejandro Slokar, declaró inadmisibles los 29 recursos extraordinarios federales interpuestos por las defensas de los represores contra la sentencia del 15 de mayo de este año en la que se confirmaban, entre otras, las condenas a prisión perpetua impuestas a 25 imputados.

Entre los imputados se encuentra el “Tigre” Acosta, quien fue condenado como coautor del delito de abuso sexual con acceso carnal en perjuicio de Graciela Beatriz García Romero quien había participado en la audiencia llevada a cabo en casación pidiendo la condena del represor.

También se confirmó la condena a prisión perpetua de Alejandro D’Agostino, piloto de varios “vuelos de la muerte” que llevó a víctimas conocidas como el Grupo de la Iglesia de la Santa Cruz, entra las que se encontraban las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet.

La historia de Graciela García Romero

Graciela era militante peronista. Fue secuestrada el 15 de octubre de 1976 en el centro de la Ciudad de Buenos Aires. Se tiró de un auto en movimiento para huir. Corrió por la Avenida 9 de Julio pero no logró escapar de ese destino. Desde entonces, pasó a ser un número dentro del campo de concentración.

La mujer, sobreviviente de ese campo de concentración, les dijo hace un año a Carlos Mahiques, Ángela Ledesma y Guillermo Yacobucci que no alcanzaba con que los genocidas estén presos. También necesitaba que los condenen por los delitos de índole sexual que cometieron. Algo que el tribunal que los juzgó en primera instancia no hizo.

“Miré para atrás un montón de situaciones y ésta fue la más clara. Cuando Whamond entra al cuarto nuestro preguntándonos qué necesitábamos de peluquería, nosotras no podíamos creer lo que nos estaba diciendo. Lo tengo grabado, pero no nos dimos cuenta y bromeamos porque no podíamos creer que nos trajeran jabón, dentífrico, champú. Como Whamond preguntaba qué más, yo pedí libros. Pedí a García Lorca y Neruda, que es lo que estaba leyendo.  Evidentemente nos estaban bañando para ellos. Esto es obvio, porque ahí empezó después sistemáticamente la llegada del verde (un guardia) a la noche diciendo el número de una compañera. La bajaban, volvía a la mañana y la llevaban a la casa de (Rubén Jacinto) Chamorro. Fue sistemático. Una por una”, relató hace un año en diálogo con Página12.

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