Es Tuyo, del Barrio, de Todes

El patriarcado se va a caer

Recorrí portales, páginas sobre salud y traté de encontrar por los sitios más comunes y no tanto de qué manera repercute y obliga la testosterona–hormona que las mujeres también poseemos, pero en menor medida- a violar. Y no encontré ningún sustento científico que avale o contemple esa irracionalidad animal que los hombres dicen tener.

Hay mucho hombre que quiere explicarnos el feminismo y el movimiento de mujeres. Mucho hombre que asegura que ellos sí saben cómo hay que hacer las cosas. Y nos explican, claro.

Este es el caso de Víctor Lapuente, quien expresa y parece explicar desde una serie de “buenas intenciones” por qué los hombres violan. Y apela al sentimentalismo, al biologismo y al historicismo. Probablemente quiso expresar que su postura era a favor de la educación equitativa, con perspectiva de género para que ellos, los hombres, se saquen las estructuras de encima.

“La revolución feminista ha llenado de mujeres las aulas y los lugares de trabajo. En pocas décadas, hemos pasado de un monopolio masculino del espacio público a la paridad, o incluso superioridad femenina, en algunos ámbitos. Y, como advierten los antropólogos, las ratios entre hombres y mujeres determinan las actitudes sexuales de los primeros.”

La determinación sexual del hombre se ve apropiada y denigrada por mujeres que dejan de obedecer a las reglas moralizadoras impuestas históricamente para nosotras: de propiedad y opresión. Si nosotras, como ellos, somos dueñas de nuestros cuerpos y tenemos derechos a la educación, un trabajo o vida fuera de la familia los hace sentir indignos, reprochables, inútiles. Y quizás algunos lo sean, pero no es culpa nuestra.

Exactamente el miedo de esta sociedad es que las mujeres derribemos el patriarcado y nos convirtamos en dictadoras autoritarias que matan a los hombres porque queremos su reinado. Lo dije e imaginé una película muy estereotipada, quizás hasta con una empresa de cerveza que la auspicie. Pero, lamentablemente para aquellos despistados, sólo queremos ser dueñas de nuestro cuerpo, nuestro presente y futuro. Sólo queremos que nos ubiquen exactamente en el lugar que queremos estar, con valoraciones simbólicas, por sobre físicas, por ejemplo. También nos gustaría que nos dejen de violar y asesinar, pero parece que eso complejiza la ecuación y nos encierra en fascismo extremo: nazis que pintan paredes y salen en tetas.

“Ya sea en la selva amazónica o en las universidades americanas, si los hombres son mayoría, invierten esfuerzos en construir relaciones saludables con las mujeres. Si son minoría, prefieren el sexo esporádico y se vuelven más violentos.”

Tal vez sea hasta impertinente decir que justificar la violencia sexual o de género te hace ser un poquito macho. Quizás, inmediatamente después de publicar la nota, tuvo que replantear varios puntos de estos cuantos párrafos sesgados de prejuicios y retornando una y otra vez al “algo habrá hecho” de la época más infame del país. Las mujeres golpeamos su virilidad, determinamos su actitud sexual y, además, si somos «más que ellos», los violentamos.

Y mi parte favorita, considerando que las estadísticas en Argentina expresan que una mujer es asesinada cada 30 horas.

“La desigualdad de género de un país predice el exceso de muertes masculinas por causas conductuales”

El patriarcado también es esperar que hagamos todo nosotras. Es explicar en cinco párrafos que vos, mujer libre y empoderada, sos la culpable de que ellos no controlen su sexualidad. Vos, mujer fuerte, sos la responsable de que su masculinidad estructurada en una cultura de machos o putos, se vea tambaleando.

El feminismo te obliga a desaprender todo lo que llevas en tu mochila de expectativas y de cosas predecibles. Te obliga a entender algo tan simple y tan resistido como “no es no”. Si vos sos un violador, no nos culpes a nosotras. Si vos pensás que sos dueño de nuestro cuerpo, si vos creés que necesitás impresionar a alguien más para que tu frágil masculinidad quede intacta, no culpes a las pibas empoderadas.

El patriarcado tambalea y, en cualquier momento, se va a caer.

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