Uno de cada dos menores de edad es pobre en Argentina
Según el último informe de Barómetro de Deuda Social de la Infancia de la Universidad Católica Argentina (UCA), se observa que el 51,7 por ciento de los niños y adolescentes argentinos son pobres, mas de un 3 por ciento de lo calculado en el periodo anterior.
En cuanto a la distribución geográfica, en el Conurbano Bonaerense mostró el mayor índice ya que la pobreza alcanza al 63,6 por ciento de los niños, lejos del 54,2 por ciento del año anterior. En tanto, 15,4 por ciento son indigentes.
Además, se calcula que un 29,3 por ciento de los chicos tuvo déficit en sus comidas y un 13 por ciento pasó hambre durante 2018, dato que se constituye en el nivel más alto en una década. La asistencia a los comedores se incrementó un 35 por ciento.
La brutal devaluación de más del 100 por ciento, una inflación de 47,6 por ciento, un shock tarifario y caída en el empleo se constituyen como principales razones de este triste fenómeno.
Las cifras, que son de finales del año pasado, podrían acrecentarse en un contexto de mayor recesión e incertidumbre económica y con una inflación proyectada en 40 por ciento para este año.
El último índice de pobreza del INDEC marcó 32 por ciento en el segundo semestre del 2018, el mismo nivel con el que comenzó el gobierno de Cambiemos y dado este contexto el nivel de pobreza seguiría en ascenso. En el caso de la niñez el número es mayor porque se trata de una medición multidimensional, donde se analiza mucho más que el acceso a la canasta básica.
El trabajo del barómetro analiza inequidades asociadas a cada dimensión de los derechos del niño, por eso se relevaron datos sobre alimentación, salud, hábitat, subsistencia (pobreza), crianza y socialización, información, educación y trabajo infantil.
El informe advierte que la mitad de la infancia y adolescencia reside en espacios barriales nocivos en términos de la contaminación ambiental, sin embargo, refleja que hubo muy leves avances en los últimos tres años.
La precariedad en la construcción de la vivienda afectó en 2018 a casi el 24 por ciento de la infancia, la situación de hacinamiento al 23,4 por ciento, y las carencias en el espacio del saneamiento al 41,9 por ciento, en el tercer trimestre del año pasado. Este último indicador mantiene una evolución positiva.
Además, en los últimos tres años la cobertura de salud pública creció un 10 por ciento a nivel de la infancia y adolescencia entre 0 y 17 años. Sin embargo, el 55 por ciento tiene como única opción para la atención de su salud el servicio público, alcanzando el 63 por ciento en el Conurbano. Por último, el 44% de los chicos en 2018 no realizó una consulta al odontólogo.
En cuanto a la educación, la gran mayoría de los escolarizados en la primaria asiste a escuelas de jornada simple, lejos de alcanzar la meta del 30 por ciento especialmente orientada a los sectores sociales más vulnerables. El 67 por ciento de los que asisten a primaria y secundaria lo hacen en escuelas de gestión pública.
Por último, el trabajo infantil urbano siguió una tendencia a la baja en buena parte de esta década, pero revirtió su ritmo en el último período interanual alzando un 15.5 por ciento.
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