Es Tuyo, del Barrio, de Todes

«No es lo mismo ser trans en CABA que en Chubut»

En Chubut la Justicia ordenó a una obra social cubrir la totalidad de una cirugía para un varón trans. Entrevistamos al activista Milo Díaz para hablar sobre la Ley de Identidad de Género.

El juez de Familia de la localidad de Trelew, Daniel Manse, hizo lugar a un amparo presentado por la abogada de un adolescente trans. El fin de la instancia judicial fue ordenar a la obra social «Seros» que brinde cobertura a la totalidad de los gastos que demande la intervención de readecuación corporal.

Es sumamente importante porque se trata del primer fallo que apunta a una real desjudicialización y despatologización en relación a este tipo de peticiones. En su fallo, Manse sostuvo que «el artículo 11 de la Ley de Identidad Género ha devenido anacrónico con posterioridad a la sanción del Código Civil y Comercial”. Afirmó que esa norma debe declararse “inconvencional de oficio, lo cual acarrea su invalidez, no pudiendo ser aplicado para el caso concreto». 

El magistrado apuntó a entender si es él, como juez, quien debe validar el género autopercibido del joven, concluyendo que no es eso lo que la ley le está exigiendo.

Tras esas consideraciones, estimó que, en este caso, el joven “no requiere autorización judicial para avanzar hacia la concreción de su sentir más íntimo» por lo que hizo lugar al amparo.

La Ley 26.743 -sancionada el 9 de mayo de 2012- fue reconocida porque, entre otros aspectos, permite que las personas trans sean inscriptas en sus documentos personales con el nombre de elección y su género. La ley ordena que todos los tratamientos médicos de adecuación a la expresión de género sean incluidos en el Programa Médico Obligatorio. Esto garantiza una cobertura de las prácticas en todo el sistema de salud, tanto público como privado.

Por otra parte, el juez ordenó al Instituto de Seguridad Social y Seguros de Chubut a que implemente la capacitación para todo su personal administrativo, profesional y jerárquico en materia de género, de acuerdo con los lineamientos fijados por la llamada Ley Micaela.

 

Fuente: télam

 

Desde El Numeral, hablamos con Camilo Díaz sobre la importancia de hacer cumplir de Ley de Identidad de Género.

«Mi cuerpo cuando nací era otro», así arranca la Historia del activista Milo Diaz, tiene 29 años, vive en Buenos Aires y se percibe como varón trans.

Como a todes, no me dieron la posibilidad de elegir mi identidad, así sin más me la impusieron: de prepo, me la incrustaron, me pusieron un sello a fuego en el orto como le hacen a las pobres vaquitas, un sello que decía si nace con vulva, es mujer. Esa regla biologi-CIS-ta es la que lamentablemente, rige en nuestra sociedad aún así existiendo una ley de identidad de género desde el año 2012. Actualmente, mi cuerpo, como mencionaba, es diferente. Estoy en terapia hormonal con testosterona hace algo más de un año y recientemente me saqué las mamas. 

 

¿Cómo fue el proceso de transición? Entendiendo que no hay una sola manera de transicionar y que va a depender de cada une.

Si tuviera que definir al proceso en pocas palabras o sensaciones, creo que nada más gráfico que decir: fue una montaña rusa. No es algo, creo yo, que se define de un día para el otro. Justamente, es un proceso, requiere de tiempo y ese tiempo es totalmente subjetivo para quien lo está atravesando. No hay UNA forma de transitarlo, es independiente y singular de cada quien. En mi caso, me costó algo más de 1 año intenso de terapia y muchísimas charlas conmigo mismo. Si bien era algo que venía procesando internamente desde que tengo uso de razón, pude verbalizarlo a mis 28 años. Cuando me operé, la percepción desde el afuera cambió rotundamente. Empecé a ser percibido como un varón. Como si no tener tetas diera más validez de mi masculinidad o de mi identidad. 

Antes me pasaba, permanentemente, que como me veían pechos, automáticamente asumían mi identidad como “mujer cis”. Ahora no digo que no pasa, la gente no sé qué tiene en la cabeza ni sé qué se le cruza cuando me ve. Pero sí debo decir que pasa muchísimo menos. A nivel personal, me cambió la vida literalmente. Fue un antes y un después, un quiebre hiper importante y vital en mi vida.

 

 

 

¿Tuvo que ver en algo la Ley de Identidad de Género con el proceso? ¿Facilitó de alguna manera el camino?

No hubiese podido hacer NADA de lo que hice si no existiese una ley de Identidad de Género que básicamente avale y garantice que toda decisión que tome con mi cuerpo/identidad/nombre sea concedida y efectuada. Si algo se trababa, automáticamente se cita la ley, se recurre a la super intendencia de salud, por ejemplo, a la defensoría o a unx abogadx. La ley es algo vital en donde apoyarse ante todo. De todas maneras, que exista, lamentablemente, no nos deja exentxs de que sigan sucediendo injusticias. Además, se podría decir que si bien la ley es federal, a veces no se lleva a cabo de tal manera. Siempre digo que no es lo mismo ser trans en CABA que ser trans en Chubut, Tucumán, Salta o Córdoba, por ejemplo, hay provincias donde la ley no se cumple. Año 2021 y aún tenemos compañeres que le niegan una operación, una terapia hormonal o incluso un cambio registral. 


¿Por qué hay que seguir peleando y militando? ¿Qué hace falta?

La lucha nunca termina. Es algo de todos los días, de las puertas para adentro y de las puertas para afuera. Es una construcción constante y una deconstrucción permanente. Lo principal es visibilizar. Hablar de estas cuestiones, generar espacios y abrirle lugar a otras voces también. 

«Lo que no se nombra, no existe. Por eso es necesario mencionar esto, problematizarlo, debatir, llevar la lucha a las calles, a las redes, a la mesa del almuerzo familiar, a todos lados».

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