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La inflación de 2022 podría ser la más alta desde 1991

Según un informe del Observatorio de Políticas Públicas de UNDAV, el principal problema de Argentina para enfrentar la inflación es la ausencia de un programa macroeconómico integral.

Con una inflación que no para de subir, el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda advirtió un duro impacto en la economía de los argentinos.

Según advirtió, la actual administración considera que la inflación es un fenómeno que se origina a partir de múltiples factores vinculados a las relaciones económicas entre los diferentes actores de una economía. En este marco, el diagnóstico realizado por el gobierno frentista sobre las causas de la inflación se enfocó en la importación de precios de los alimentos, la alta concentración de la economía local, la puja distributiva y las características de la estructura productiva que presiona a la depreciación del tipo de cambio.

Si bien, la guerra entre Rusia y Ucrania provocó la aceleración de los precios de las materias primas que exporta el país, es menester señalar que la economía argentina tiene graves problemas sistémicos con respecto a la inflación. En este sentido, en marzo del corriente año la tasa de inflación se ubicó en 6,7% y registró la mayor cifra de los últimos 20 años.

Asimismo, detallan que se proyecta una tasa de inflación para el mes de mayo del 5,0%. De igual modo, los diferentes programas llevados adelante por la actual gestión, como +Precios Cuidados, Cortes Cuidados y el lanzamiento de una nueva canasta de productos para comercios de proximidad denotan la ausencia de un programa macroeconómico integral. A ello se suma, la proyección de una tasa de inflación para el año 2022 se ubique cercana al 70,0%.

La alta concentración en la producción y comercialización de alimentos resultan ser la causa principal de los continuos aumentos de los precios de los alimentos.

Si bien, la guerra entre Rusia y Ucrania aceleró el comportamiento alcista de los precios locales, la inexistencia de competencia impacta negativamente en los consumidores.

De igual modo, los beneficios extraordinarios de los sectores oligopólicos profundizan las desigualdades en la distribución del ingreso obstaculizando el desarrollo económico. Asimismo, el perjuicio también puede alcanzar a eslabones de la cadena productiva de algún sector afectando negativamente la actividad económica en su conjunto y restringiendo el crecimiento económico. Por consiguiente, derivó en abusos por parte de empresarios con una fuerte posición dominante en el mercado en pos de mayor rentabilidad.

Del macrismo, la pandemia y la caída de los salarios reales

Al finalizar el período gobernado por el Cambiemos, el poder de compra de los salarios reales retrocedió un 20% con respecto al valor de diciembre 2015.

Las continuas devaluaciones impactaron en los costos productivos. Asimismo, la alta inflación y los aumentos exponenciales de las tarifas de los servicios públicos redundaron en un fuerte deterioro de la calidad de vida de los trabajadores.

En este marco, la irrupción de la pandemia del coronavirus agravó la crítica situación de la economía argentina en general. Pero, precisamente, recayó en la economía de los trabajadores en particular. Durante los meses de abril y agosto del año 2020, el histórico retroceso de la actividad económica derivó en la postergación de los acuerdos paritarios.

En esta coyuntura, la política de ingresos de la actual administración apunta a recomponer los salarios reales a fin de elevar el consumo, y por ende la demanda global. Al respecto, el ejecutivo nacional anunció que se elevará el piso del Impuesto a las Ganancias a $ 280.792. Esta decisión supera por un 24,3% los $ 225.937, que rigen actualmente.  No obstante, la aceleración del aumento generalizado de los precios atentó contra las políticas de ingresos.

Tres proyecciones para la inflación del 2022

Los posibles escenarios que se pueden proyectar con respecto a la inflación para el año 2022 son tres.

Por un lado, que la canasta del IPC experimente un incremento en términos interanuales del 55,0%. Esto ocurre como consecuencia de la desaceleración de la inflación a causa de los diferentes programas incorporados por el Gobierno. A ello se suma el lanzamiento de una nueva canasta de productos para comercios de proximidad; mayor control sobre los formadores de precios; intervención del Estado nacional para evitar que los precios locales de las materias primas se acoplen a los internacionales; y un acuerdo entre todos los actores económicos y sociales a fin de evitar que la inercia inflacionaria continúe con su tendencia alcista.

En este escenario, los acuerdos paritarios no serían objeto de revisión. En contraposición, una inflación mayor o igual al 70,0% erosionaría el poder de compra de los salarios reales. Las consecuencias negativas impactarían sobre el consumo agregado y, por ende, sobre la actividad económica. Es decir, la revisión de los acuerdos alcanzados entre trabajadores y empresarios requerirían una urgente actualización.

Por último, también es posible un escenario intermedio a los descritos.

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