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Qué es la ecoansiedad y por qué afecta a los más jóvenes

La crisis climática se hace cada vez más evidente y en ciertos grupos vulnerables puede afectar mucho a su salud física y mental.

El cambio climático, el calentamiento global y el riesgo que corre el planeta no solo dejan una huella en el bienestar físico de las personas, sino que también repercuten en su salud mental. Es por ello que la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió sobre la “ecoansiedad”, un fenómeno que tiene como grupo vulnerable a los jóvenes, quienes son y serán testigos de la crisis ambiental en ascenso.

El término ecoansiedad se utiliza para hacer referencia a la condición de ciertas personas que sienten un temor constante a un cataclismo ambiental debido a la acción humana sobre el clima y la naturaleza.

Este término es relativamente nuevo, ya que apareció en 1990, y cobró más notoriedad durante la pandemia. De todas maneras, se relaciona con otro concepto más antiguo, el de solastalgia.

La palabra define el conjunto de trastornos psicológicos que se presentan en una población nativa tras cambios destructivos en su territorio, ya sea como resultado de las actividades humanas o del clima.

Síntomas

La llamada ecoansiedad, por ahora, no es considerada como una enfermedad por la Asociación Estadounidense de Psicología (APA), pero la entidad reconoce que el cuadro derivado de la “preocupación por el propio futuro y el de las próximas generaciones” está en ascenso.

Los síntomas son similares a las respuestas orgánicas frente a la ansiedad. Entre ellos, taquicardia, sensación de ahogo y dificultad para respirar. A la vez, se manifiesta en pensamientos acompañando la lectura compulsiva de noticias sobre la crisis climática y la necesidad constante de hablar del tema, lo que puede repercutir en la funcionalidad y el bienestar emocional de quienes la presentan.

Este fenómeno se da en un contexto en el que conviven en el planeta más de cuatro de generaciones: los mayores de 80, los de a partir de los 60 años y la de los más jóvenes. Entre estos últimos, hijos y los nietos quienes sufrirán los mayores daños en el planeta.

Del malestar a la acción

La bióloga Irene Wais, profesora universitaria de grado y posgrado egresada en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA en diálogo con la agencia de noticias Télam aseguró que una buena estrategia para combatir la ecoansiedad es pasar a la acción.

Es decir, no sólo al contribuir con las conductas que ayudan al planeta como reciclar, ahorrar agua y energía, sino también comprar productos provenientes de empresas de triple impacto. En inglés conocidas como “las tres P” por profit (ganancia), planet (planeta) y people (gente).

Asimismo, Irene Wais aseguró que es fundamental que quienes hoy están a cargo de las decisiones tomen conciencia. 

“Muchos parecen no darse cuenta de que se debe cuidar al planeta por una cuestión de supervivencia humana y que tenemos que pensar qué va a pasar antes del 2.100 para asegurárnosla. Es lógico que los jóvenes se preocupen. Por suerte hoy se los escucha y comienzan a crecer los espacios de contención”, agregó. 

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