En los últimos 50 años desaparecieron el 35% de los humedales
En el marco del Día Mundial de los Humedales, la desaparición de estos ecosistemas alarman y nos invitan a reflexionar sobre la necesidad de una ley que los proteja.
Los humedales se caracterizan por ser áreas que permanecen en condiciones de inundación o con suelo saturado con agua durante períodos considerables de tiempo. Sus características los hacen únicos, donde las plantas y animales se adaptan a las condiciones de inundación o de alternancia de períodos de anegamiento y sequía.
A nivel global, se calcula que cubren aproximadamente 12,1 millones de km2. Sin embargo, desde 1970 se estiman pérdidas del 35%. Su degradación no solo afecta a la naturaleza, sino también a las personas.
Por qué hay que protegerlos
Los principales motivos por los cuales se pierden poco a poco son los cambios en el uso del suelo, las alteraciones en la dinámica del agua, extracciones, contaminación e introducción de especies exóticas invasoras y el propio cambio climático.
Sin embargo, la necesidad de protegerlos lo dan sus propios beneficios. Entre ellos, cuentan con una gran diversidad biológica. Muchas especies de flora y fauna silvestres dependen completamente de los humedales. Son hábitats de suma relevancia para especies migratorias como las aves y cobijan a especies amenazadas.
Asimismo, amortiguan de las inundaciones. Los humedales desempeñan un papel importante en el control de las inundaciones. Pueden actuar como esponjas, al absorber el agua de las lluvias y las crecientes de los ríos, y permitir que se filtre más lentamente a través del suelo y la vegetación.
También sirven para la mitigación y adaptación al cambio climático y, al retener y almacenar agua, permiten su consumo humano, además de producir y sostener la vida silvestre. Cuando los humedales se encuentran situados sobre sedimentos y rocas permeables, el agua que retienen se filtra a través del suelo y recarga los acuíferos.
A su vez, son considerados como valores culturales y provisión de alimentos, materiales y medicinas. Los humedales generan gran variedad de productos de plantas, animales y minerales que son utilizados por personas de todo el mundo. Los productos de los humedales varían desde los alimentos básicos como el pescado, hasta la madera de construcción, leña, aceite vegetal, sal, plantas medicinales, tallos y hojas para la fabricación de tejidos, y forraje para animales.
A ello se suma la estabilización de costas y protección contra tormentas y su belleza natural y la diversidad de la vida animal y vegetal de muchos humedales hacen que sean lugares de destino turístico y recreativo muy apreciado.
Humedales en Argentina
La gran extensión del país y su variedad de climas y relieves determinan la presencia de una importante abundancia y diversidad de humedales. Pueden encontrarse conformando grandes extensiones, en forma de paisajes de humedales, reconocidos y valorados por los múltiples servicios ecosistémicos que brindan. Asimismo, hay pequeños humedales ubicados en zonas áridas (mallines, vegas, barreales, etc.) de gran importancia local como proveedores de agua dulce, forraje para fauna y ganado, hábitat de diversidad biológica, etc.
La Argentina aprobó la Convención sobre los Humedales en 1991, a través de la Ley 23.919 (con sus enmiendas en la Ley n.º 25.335). A la fecha, el país designó 23 Humedales de Importancia Internacional o Sitios Ramsar, que abarcan una superficie total de 5.687.651 hectáreas. La administración de estos sitios se encuentra, según corresponda, a cargo de las jurisdicciones provinciales, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o la Administración de Parques Nacionales, en el caso de las áreas naturales protegidas comprendidas por la Ley 22.351.
Entre ellos se encuentran los humedales de Península Valdés en Chubut –declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO–, Laguna de los Pozuelos en Jujuy, Palmar de Yatay en Entre Ríos, Lagunas y Esteros del Iberá en Corrientes o la Reserva Ecológica Costanera Sur –destacada por ser una reserva urbana– en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El último sitio designado fue la Reserva Natural Villavicencio, en la provincia de Mendoza.
Asimismo, el país participa de la Iniciativas Regionales Ramsar para la conservación y uso sostenible de los humedales fluviales de la Cuenca del Plata. Allí participan, además, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay. Respecto a los humedales altoandinos, el compromiso lo asumieron Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú y Venezuela.
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