Es Tuyo, del Barrio, de Todes

“No sólo no respetan la vida, sino que disfrutan del malestar ajeno“

Después de la viralización de su intervención micromilitante en el subte, conversamos con Anita Fernández, hija de Ana María Careaga y nieta de Esther Bellestrino de Careaga sobre la importancia de la democracia y el peligro que implica que el domingo gane LLA.

Anita Fernández, hija de Ana María Careaga, sobreviviente del centro clandestino de detención Club Atlético durante la última dictadura militar, y nieta de Esther Bellestrino de Careaga, fundadora de Madres de Plaza de Mayo, decidió contar su historia familiar en el subte para pedirle a los pasajeros y pasajeras presentes, que por el bien de la democracia, no voten a Javier Milei.

“Estoy un poco nerviosa porque nunca en mi vida hice esto”, se puede escuchar pronunciar a Anita, en un video que rápidamente se viralizó por todas las redes. Su acción de micromilitancia fue clave para que otros y otras se animen a salir a contar sus historias de vida o convencer a la gente que, a pesar de no estar de acuerdo con la gestión actual, la salida no es de la mano de un candidato que amenaza con destruir la democracia que tanto nos ha costado conseguir en el país.

En diálogo con El Numeral, Anita relata qué fue lo que la motivó a salir, cómo fue la respuesta de los pasajeros y por qué el domingo hay mucho más en juego que 4 años de gestión.

Según relata Anita, todo comenzó cuando conversaba con una amiga sobre algunas de las preocupaciones que sienten de cara al domingo. “Ella sufrió violencia de género y quería expresar que si las armas fueran de venta libre y se pudiesen comprar en el supermercado, ella no estaría viva, no podría ver crecer a sus hijos, ni a sus nietos”, explica.

Fue entonces, cuando frente a aquellos desencantados a raíz de una realidad económica adversa, aquellos que no se sientes oídos y que en su necesidad de cambio tal vez desconocen a quiénes y qué están eligiendo realmente decidieron ir al subte. “Queríamos mostrar qué hay detrás de ese lenguaje que para alguno puede parecer rebelde. Decirles que no es nada novedoso y es muy violento”, agrega.

“Le pedí a un amigo para que me acompañe y me mandé. No lo preparé, me daba vueltas en la cabeza cómo iba a hacer para contar toda una historia de vida, desaparición, tortura, exilio familiar que es mucho más que lo que expuse, en un minuto. Estaba nerviosa pero finalmente me decidí”, relata.

“Subimos al vagón y empecé a hablar. Fue muy fuerte, movilizador. Yo veía que algunas personas filmaban o sacaban foto, otras me miraban, todas oían. Terminé, recibí aplausos, algunos agradecimientos, ningún agravio. Fue un acto democrático, les haya llegado o no, todos me respetaron. Bajé del vagón muy conmovida y ya en el andén no pude contener las lágrimas”, agrega.

P: ¿Notaste que después de tu intervención en el transporte público, muchos compañeros y compañeras se sumaron?

R: Sí, es una de las cosas que me dan más alegría y fuerza para seguir. La multiplicación de voces contando sus experiencias, cada cual desde su vivencia exponiendo lo que está peligro y por qué es peligroso votar a Milei. Yo conté un minuto de una historia de las qué hay 30 mil y de igual manera hay miles de mujeres víctimas de violencia, personas con alguna enfermedad que requiere ayuda del Estado, miles de jóvenes en la universidad publica, en el mismo transporte público, etc. Esta sumatoria de voces es necesaria.

P: ¿Crees que hay una agenda negacionista en nuestro país?

R: Pienso que más que negacionista se está instalando una agenda de reinvindicación de prácticas genocidas y crímenes de lesa humanidad. Estamos en un contexto en que los discursos negacionistas, de reinvindicación del terrorismo de Estado y apología del delito se multiplican. Candidatos como Javier Milei y Victoria Villarruel que destilan un odio sin límite son muy peligrosos.

P: ¿Quién es Victoria Villarruel?

R: En primer lugar, Victoria Villarruel no es un personaje nuevo, es un personaje que ya conocemos con lo cual no nos sorprende, es un personaje nefasto, por cierto, que siempre reivindicó al terrorismo de Estado y que defiende a los genocidas. No solo es negacionista, va mucho más allá y lo único que a ella le interesa va en este sentido.

Es una persona que se juntaba con Jorge Rafael Videla, que estaba en la agenda de Miguel Etchecolatz y que en lo cotidiano refleja su odio. Esto de decir que su parte favorito «es hacer bullying y pegarle a los zurdos» es terrible. Su discurso es acorde con las ideas de los genocidas que no sólo no respetan la vida, sino que son capaces de torturar y de lastimar. Disfrutan del malestar ajeno.

Lo que es peligroso tanto de ella como de Javier Milei es que valiéndose de una herramienta democrática como es el proceso electoral esta fuerza política representa valores profundamente antidemocráticos. Usan la democracia para después representar valores antidemocráticos. Ahí está en riesgo a 40 años de algo que nos costó mucho conseguir.

P: A horas del balotaje, ¿qué le dirias a quienes te esten leyendo?

R: Me gustaría proponerles que cuidemos la democracia. Esto implica tener diversas ideas, oírnos entre nosotros, debatir, intercambiar. Discutir exponiendo nuestras ideas y también oír al otro, a la otra. Porque aunque creamos que tenemos razón el otro desde su mirada diferente, nos puede hacer un aporte. Eso es un ejercicio democrático. Seguramente ustedes no piensan lo mismo que todos sus seres queridos, sin embargo los aman y no quieren que nadie les haga daño. Eso es lo que está en juego hoy en nuestro país. Nuestro derecho a la libre expresión, a la educación, a la salud, a nuestra identidad sexual, entre otros.

Creo que para acceder a todos esos derechos hay un derecho humano central a tutelar, que es el derecho a la vida, acreedora de todos los derechos. La posición no solo negacionista, sino de reivindicación de los crímenes de la dictadura, que representa la apología del delito, la defensa de los autores de delitos de lesa humanidad y genocidio, pone en peligro enormes avances en materia de Memoria, Verdad y Justicia que se tradujeron en la Argentina como consensos sociales. Nuestra democracia recién cumple 40 años y fue muy cara a los argentinos. Creo qué hay mucho trabajo por hacer y que hay mejorar muchas cosas. Pero sin un Estado democratico que nos ampare a todos y todas esto se torna imposible.

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