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Detectaron contaminación con microplásticos en dos cuencas bonaerenses

"En las 12 muestras tomadas encontramos microplásticos, y la concentración promedio fue 241 micropartículas por litro de agua", aseguró un especialista de la Facultad de Agronomía de la UBA.

Un grupo de estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA detectó la contaminación por microplásticos en todas las muestras que tomó de arroyos y plantas en aguas de las cuentas del Río Matanza-Riachuelo y del Reconquista, en la Provincia de Buenos Aires.

El trabajo analizó además, la efectividad de las plantas de tratamiento de aguas para removerlos y detectó que las instalaciones de saneamiento removieron hasta un 70% de la contaminación.

Según explicó Santiago Goin, egresado de la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la Universidad de Buenos Aires, estos microplásticos son plásticos de menos de 5 milímetros de diámetro que se elaboran en esos tamaños, o bien, surgen cuando se degradan plásticos más grandes.

“Desde hace más de 50 años, el plástico se produce y se usa cada vez más. Por eso, aumentó su presencia en diferentes ambientes y comenzó a provocar efectos tóxicos en los organismos que los ingieren”, sostuvo. Asimismo agregó que se asocian con otros contaminantes, como metales pesados. Sin embargo, en la Argentina hay pocos estudios sobre esta problemática.

“En la cuenca del río Matanza-Riachuelo evaluamos el estado de contaminación de muestras de agua de zonas rurales e industriales. En las 12 muestras tomadas encontramos microplásticos, y la concentración promedio fue 241 micropartículas por litro de agua”, precisó.

“Las partículas que más vimos en todas las muestras fueron fibras plásticas textiles que provienen principalmente de la ropa. Entran en el agua cuando la lavamos y van hacia la planta de tratamiento”, subrayó.

Martha Bargiela, docente de la cátedra de Química de Inorgánica y Analítica de la Fauba y directora de la tesis de Goin, destacó que los microplásticos se detectan tanto en el agua como en el suelo de “áreas rurales”.

“En zonas hortícolas se trabaja mucho con invernáculos, cuyos plásticos se degradan y alcanzan suelos y aguas”, ejemplificó.

La especialista destacó que “los microplásticos, al igual que otros contaminantes emergentes, no se consideran en la legislación del país”, y manifestó que “cuando llegue el momento de plantear las normativas tenemos que contar con la mayor información posible, conocer los tipos y niveles de contaminación, sus efectos tóxicos y las posibles remediaciones”.

Comentó que en cuanto a la gestión de los microplásticos, además de restringir su uso o reemplazarlos por otros materiales, a nivel global se trabaja para remediarlos.

“En particular, se plantea usar árboles para llevar adelante una fitorremediación. Algunos son capaces de retener estos contaminantes en las raíces o de absorberlos en otros tejidos”, concluyó.

Microplásticos en humanos

Debido a que los microplásticos no se biodegradan, sino que se desintegran en partes más pequeñas, estas particulas terminan siendo absorbidas o ingeridas por muchos organismos, alojándose en sus cuerpos y tejidos. Es el caso del ser humano.

Según detalló la ONU, hay hasta 51.000 millones de partículas microplásticas en el mar. Estas pueden ser ingeridas por animales marinos y terminar en los humanos a través de la cadena alimenticia. Pero eso no es todo. También están presentes en alimentos y bebidas, incluso en el agua que llega hasta las viviendas.

El efecto en la salud humana es aún desconocido, pero suelen contener aditivos y otras sustancias químicas, posiblemente tóxicas, que pueden ser perjudiciales para los animales y las personas.

Qué medidas se pueden adoptar para reducirlos

La ONU propone algunas medidas que pueden ayudar a reducir la contaminación por plásticos y microplásticos. Entre ellas, usar un cepillo de dientes biodegradable, evitar sartenes antiaherentes recubiertas de teflón y maquinitas de afeitar descartables son algunas, pero hay muchas más:

  • Usar hilo dental de fibra natural recubierto con cera de abeja para evitar el tradicional hecho de nylon o teflón.
  • Usar productos para el cabello que no contengan ingredientes plásticos como silicona y petróleo.
  • Reemplazar las toallitas de algodón desechables por toallas de algodón, algodón orgánico o fibra de cáñamo. 
  • Evitar la brillantina
  • Incorporar botellas reutilizables no plásticas. Cada minuto se compra un millón de botellas de plástico en todo el mundo.
  • Reutilizar bolsas, cambiar las de plástico por las de tela.
  • Reemplazar sorbetes de plástico por los de metal.

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