El regreso de los 90, también en valores éticos y estéticos
Mientras la política neoliberal está en auge, la moda y los valores hicieron un retroceso y el pasado está más presente qué nunca. ¿Qué discusiones se despolvaron y volvieron al centro de la tormenta?
El pasado se nos coló en el presente y no sólo se trata de una discusión política sobre las propuestas del presidente Javier Milei, o el retorno de discusiones que parecían haberse saldado. La hiperfeminizacion en la moda (de la mano de “Barbie” o de “Sex and the city”, recientemente publicada en Netflix), los tacos finos e incómodos, los abrigos animal print pesados y nuestra peor pesadilla: los jeans de tiro bajo -que a más de una acomplejó durante su adolescencia- llegaron con todo y parecen quedarse.
Britney Spears, Paris Hilton, Cristina Aguilera o las icónicas Spice Girls tuvieron su momento de estrellato entre 1990 y el 2000. Podríamos asegurar que la industria de la moda hoy no está pendiente de estas estrellas para decidir con qué se van a llenar las vidrieras más importantes del mundo. Sin embargo, en Argentina, María Becerra, Emilia Mernes, Tini Stoessel o Juli Poggio parecen inspirarse mucho en los iconos vintages. No solo se vuelven fundamentales para el mercado, sino también para miles de jóvenes que, si la economía familiar se los permite, no dudan en correr a comprar lo que luzcan en sus redes.
Cada dos décadas las prendas, accesorios y combinaciones que antes causaban obsesión, luego repulsión y hasta vergüenza ajena, vuelven al ruedo. Botas de caña alta o tacos negros y finos de oficina; minifaldas de 30 centímetros, corsés en todas sus formas, tiro bajo, musculosas simples y cortas con estrellas o corazones brillantes, tapados de peluche ostentosos, las baby tees o diademas de pelo son algunas de las prendas (o accesorios) que comenzaron a asomarse a fines del año pasado y que actualmente están más que instaladas.
Algunos especialistas apuntan a que esta fascinación es obra de la nostalgia. Para otros muchos, los 90 son una de las décadas más interesantes, estilísticamente hablando. Sea como sea, los 90 están en auge y, con la ciclicidad de la moda, no será la última vez que nos encontremos con esta tendencia. Sin embargo, las prendas no se mueven solas por la calle, debajo de cada jean ajustado o camiseta de tiritas hay una persona que deberá, después de 30 años, enfrentar a la industria que vuelve a hacer lo imposible para presionarnos para alcanzar la panza chata y que prioricemos lo estético sobre cualquier tipo de comodidad. Se trata de discusiones que con la ola verde parecían haberse saldado, y con la mano del retorno de las políticas menemistas, vuelven a la mesa.
¿Y el cine?
El retorno se vio acompañado de la industria cinematográfica. Margot Robbie se convirtió en uno de los íconos de 2023 gracias a su interpretación en “Barbie”, la película de Greta Gerwing. Se trató de un éxito que llegó a acumular 1.400 millones de dólares en el mundo. Fue tal la influencia, que las marcas apuntaron a estéticas guardadas en el cajón. Hoy, la hiperfeminización de la indumentaria, con la estética “coquette” de los ´40 continúa siendo tendencia. De la misma manera, el regreso de Sex and the City, publicado en los últimos días por Netflix, viene a abrazar las tendencias noventosas.
Sobre este último producto cinematográfico, la filósofa Tamara Tenenbaum, reflexiona en su columna de opinión publicada en ElDiarioAR y plantea un tema poco abordado en los medios: El regreso de los valores éticos de los ´90.
Durante los noventas surge el post feminismo dentro de una lógica neoliberal que se basaba en el hiperindividualismo, es decir la autogestión de una misma. “La que puede puede, y la que no critica”, podría ser una frase actual que, a grandes rasgos, resume muy bien de que va el post feminismo. Sex and the City, es un ejemplo claro para explicar de qué va: cuatro mujeres blancas, privilegiadas, cisgénero y heterosexuales legitiman su éxito a través del consumo y tienen como meta en la vida encontrar pareja. Las protagonistas apoyan, y no desafían, las definiciones patriarcales de la sexualidad femenina.
¿Por qué una serie de más de 30 años se vuelve un éxito? ¿Este nuevo rebrote de fanatismo, después del feminismo de la marea verde, nos dice que volvimos a los códigos éticos de los ´90? ¿Tiene que ver la decisión del pueblo argentino de apoyar las propuestas neoliberales y menemistas del actual mandatario, con el regreso de la estética noventosa? Muchas preguntas y pocas respuestas. Sólo espero que, mientras intentamos esquivar como campeonas el acido hialurónico y las yerbas mágicas para tener la panza chata, podamos dejar de ver las cosas pasar y aunque sea, nos tomemos 10 minutos para cuestionarlas.
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