De la gesta histórica territorial a la defensa de los recursos naturales
El conflicto de Vuelta de Obligado significó un hito alrededor de la identidad soberana argentina. Hablamos con el historiador Cristian Vitale acerca de los ejes fundamentales de la batalla, el apoyo del General San Martín hacia Rosas y la resignificación que le diera el gobierno de Cristina Fernández a la histórica proeza.
El 20 de noviembre de 1845 se libró una batalla que terminó de consolidar la identidad nacional y nuestra independencia territorial. El combate de Vuelta de Obligado implicó una resistencia heroica de las tropas argentinas. El General Lucio Mansilla las comandó contra las fuerzas anglo-francesas que buscaban apropiarse de las costas litoraleñas con el fin de establecer una política de libre mercado en nuestro territorio.
La visión soberana de Juan Manuel de Rosas impulsó una gesta que posibilitó que las tropas nacionales resistieran durante siete horas a un enfrentamiento ampliamente desigual en términos de armamentos. Seis barcos mercantes y 60 cañones argentinos debieron combatir contra 22 barcos de guerra y 92 buques mercantes de la alianza inglesa y francesa. Pese a la derrota, lograron una hazaña que quedaría inmortalizada en la historia nacional.
Un hito histórico
El hito posibilitó la firma de un tratado de paz entre la Argentina, Gran Bretaña y Francia. De esta manera, se reforzaría nuestra noción de independencia y libertad en un contexto histórico de luchas internas entre unitarios y federales.
El historiador Cristian Vitale, autor de “San Martín, Rosas, Perón” y “Encarnación Ezcurra: La caudilla”, afirma que Vuelta de Obligado puede analizarse como el desenlace final de aquellos enfrentamientos que tenían como objetivo lograr la unidad de las Provincias Unidas del Sur bajo el sistema federal. De hecho, en el conflicto intervienen contra la Argentina esos intereses centralistas y divisores del unitarismo liberal.
“La idea de Rosas era volver al Virreinato del Río de Plata, pero sin los españoles. Quería lograr esa configuración territorial, política y económica, pero sobre todo, determinada por la cuestión del dominio territorial físico, desde un gobierno criollo y no desde el Mandato de Indias”, señala. Y detalla: “Eso, de alguna manera, lo pensaba también Artigas. Volver al Virreinato del Río de la Plata pero desde una concepción independiente, autónoma de la corona española”.
“La idea de Rosas era volver al Virreinato del Río de Plata, pero sin los españoles”
Respecto a la visión sobre la patria que tenía la figura de Rosas, señala que “no se consideraba un político en el más vasto sentido de la palabra. Empieza a serlo a partir de situaciones de hecho, situaciones empíricas que tienen que ver con los efectos de lo que él ve después de la llamada ‘anarquía del año veinte’. Esa anarquía produce una separación absoluta de todas las provincias que antes conformaban el Virreinato del Río de la Plata y se desangra en luchas intestinas. Sobre todo impulsada por el sector centralista vinculado con la provincia de Buenos Aires, los unitarios. En ese sentido hay que empezar a entender la gesta soberana de Juan Manuel de Rosas”.
El acompañamiento sanmartiniano
El hito de Obligado no puede desprenderse de la figura independentista del General José de San Martín. Aun desde su exilio en Francia, “el padre de la patria” convalidaría la lucha del gobierno rosista frente a los intereses extranjeros a través de dos cartas escritas y remitidas mediante Tomás Guido. La primera de ellas ante el cónsul general de la Confederación Argentina en Londres, Federico Dickson, buscando desmotivar las intenciones bélicas por parte de Reino Unido y Francia. Asimismo, en una segunda epístola enviada al propio Rosas, brindaría su apoyo incondicional al gobernador bonaerense. En la carta rechaza la invasión extranjera y lamentando no poder ponerse al frente del combate.
En ese sentido, expresa Vitale acerca del vínculo fundamental de las dos figuras históricas alrededor de la idea de soberanía. “La noción que San Martín maneja acerca de la soberanía y de cómo organizar esa soberanía hacia adentro, tiene mucho vínculo con la gesta de Rosas. Además, su enfrentamiento con Rivadavia y los unitarios, que lo obligan a irse del país y que tiene esa misma razón, se enlaza con el factor del centralismo porteño como garante de una división entre provincias que garantice una facilidad mayor en el dominio a las fuerzas europeas”, indica.
“La noción que San Martín maneja acerca de la soberanía tiene mucho vínculo con la gesta de Rosas”
“Esa díada, que está en los orígenes de las luchas por la independencia argentina entre Rosas y San Martín, está soldada a fuego en hechos concretos. Esta idea compartida de cómo organizar el país que tenían ambos, tenía sus influjos respecto de la cuestión económica, la política y, sobre todo, la social. En todos esos territorios tenían que estar incluidos los intereses de todos los estamentos de la sociedad”.
La revalidación de la gesta
Si bien el Día de la Soberanía Nacional fue propuesto por el historiador José María Rosa en 1974, y aprobado tanto por el Congreso de la Nación como por la entonces presidenta María Estela Martínez de Perón, recién en el 2010 pasaría a transformarse en un feriado nacional mediante. El gobierno de Cristina Fernández firmó un decreto de necesidad y urgencia, en el marco de las celebraciones por el Bicentenario.
La actual vicepresidenta nunca ocultó la admiración para con la visión soberana de Juan Manuel de Rosas. También destacó la importancia de su gesta histórica y los ecos significativos que nos posibilitan pensar un presente donde las amenazas hacia nuestros intereses, aun al interior de nuestra patria, están a la orden del día. Ello se puede dilucidar en su discurso del 20 de noviembre de 2009.
“Muchas de las cosas que nos han pasado y nos siguen pasando, no son tanto un problema de los de afuera, sino un problema de los de adentro”
Cristina Fernández el 20 de noviembre de 2009.
“Junto a los ingleses y a los franceses en sus naves venían también argentinos. Argentinos unitarios que estaban en contra del gobierno de Rosas y que venían en barcos extranjeros a invadir su propia tierra. Por eso, he aprendido con los años que mucha de las cosas que nos han pasado y nos siguen pasando, no son tanto un problema de los de afuera, sino un problema de los de adentro. De nuestros propios compatriotas que prefieren, a pesar de no entender que las diferencias internas se deben canalizar internamente, colaborar con los de afuera en contra de los intereses de su propio país”, señaló la mandataria.
A pesar de la importancia rutilante de la gesta de Obligado, el acontecimiento histórico ha estado vedado por buena parte de la historiografía hasta estas últimas décadas.
“Lo que logra Argentina en términos de política exterior es una gesta que tendría que estar entre los principales recordatorios a todo nivel, institucional, educativo, a nivel de fecha patria clave. Y sin embargo, no fue así. Se consideró feriado por primera vez durante los últimos años del gobierno de Perón. Después con la libertadora volvieron a borrar ese feriado. Lo hizo para no ofender a la madre patria de los militares liberales, a Francia y a Inglaterra que ellos tiene como ejemplo a seguir. Y se reinstala precisamente con los gobiernos de Néstor y de Cristina. En este sentido, tienen muchos puntos de coincidencia o en común con aquella gesta del federalismo rosista”, explica Vitale.
“La idea de reivindicar y volver a poner el 20 de noviembre como feriado tiene resonancias que poseen un valor más económico que territorial”, precisa. Y destaca de los gobiernos kirchneristas “el sentido de la lucha por conseguir esa independencia económica que aun no se ha conseguido”.
“La idea de reivindicar y volver a poner el 20 de noviembre como feriado tiene resonancias que poseen un valor más económico que territorial”
“Una forma de releer Obligado en clave actual es esa. Reivindicar esa gesta que si bien en su momento original también tuvo un lazo económico, el de impedir que los ingleses y los franceses hagan lo que quisieran con los ríos interiores del litoral. Esa cuestión, leída en clave actual, es mucho más profunda. No solamente la dependencia de la Argentina está dada en el terreno de la libre navegación de los ríos y demás sino que ya es financiera, por empresas privatizadas que deberían ser públicas, en cuanto a recursos naturales, de litio, petróleo, es más compleja”, destaca el historiador.
La lucha soberana por los recursos
Hablar hoy de soberanía implica intervenir en ámbitos más vinculados a lo económico. Los mismos abarcan particularmente el dominio de los recursos naturales claves para desarrollar una economía que no dependa de los grandes organismos internacionales. El objetivo era tampoco depender de la agenda de las principales potencias mundiales como lo son Estados Unidos y China.
Nuestra historia como nación independiente tiene un largo derrotero de posicionamientos alrededor de los recursos. Como es el caso de la fundación de Yacimientos Petrolíferos Argentinos (YPF) durante el yrigoyenismo en 1922 o de Gas del Estado en 1942 de la mano de Perón. Estas políticas posibilitaron el desarrollo social y económico de una patria ascendente que vio morigerada su autonomía por los repetidos golpes militares seguidos de intervenciones foráneas a nuestra economía.
En el último año, el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania llevó a una escalada de los precios del petroleo que puso en jaque el abastecimiento en todo el mundo. Sumado a eso, la problemática ambiental y los efectos que ello trae aparejado en los territorios explotados por multinacionales, hace pensar en la necesidad de rever una política soberana sobre los recursos naturales.
Agenda ambiental y cambios globales
La aparición de Vaca Muerta en Neuquén, una formación geológica de 30.000 km2, se vislumbra como una oportunidad única de construir soberanía energética. Al mismo tiempo, es necesario conseguir divisas que permitan un desarrollo económico financiero. Sin embargo, hay una urgencia de generar una transición energética que deje a un lado prácticas como el fracking, que utilizan millones de litros de agua dulce del río Neuquén. No se trata solo de una agenda ambiental, sino en pensar los cambios globales en torno a los condicionamientos financieros para aquellos países que no formen parte de esa transformación global.
Por otro lado, la explotación de litio en Jujuy y Salta por parte de empresas multinacionales. Pese a estar vinculadas a la generación de baterías, cuenta con una baja tasa de impuestos al tiempo que carecen de la exigencia del abastecimiento del mercado local. Están totalmente desligadas del sistema científico y tecnológico nacional.
“Es evidentemente preciso modificar el marco jurídico, político y económico que rige la extracción de litio”
Foro interuniversitario de especialistas
Según el Foro interuniversitario de especialistas en litio, “la Argentina no cuenta con rentas sustantivas de la actividad litífera para crecer tecnológicamente. El área de ciencia nacional hace una década que viene financiando con recursos propios la investigación en litio, pero el sistema científico tiene escasas o nulas vinculaciones con las actividades extractivas y de procesamiento de litio. Dado este cuadro general, la extensión de la explotación de litio propiciada no reporta beneficios económicos, no apalanca el crecimiento en las cadenas de valor y genera grandes perjuicios ambientales y sociales”. Y agregan que es “evidentemente preciso modificar el marco jurídico, político y económico que rige la extracción de litio”.
Asimismo, señalan que es importante “desarrollar un plan estratégico de agregado de valor”.
De la misma forma que en el siglo XIX, la lucha por los territorios definía el dominio soberano sobre una nación. Hoy los recursos “holísticos” y las commodities son los ejes bajo los cuales una patria puede construir un desarrollo autónomo e independiente. Sobre todo, en tiempos donde la economía de mercado impulsa una lógica financiera alrededor de las diferentes regiones.
Es por ello que construir una soberanía alrededor de los recursos naturales necesariamente tiene que estar vinculada con procesos que pongan prioridad sobre los ejes productivos y la innovación tecnológica. Así, se podrá encontrar un equilibrio justo entre la tan ansiada emancipación económica, sin poner en riesgo la vida en nuestros propios territorios.
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